Algunos animales voladores no agitan las alas, sino que planean. Ciertos reptiles y mamíferos voladores utilizan los pliegues de su piel para planear, ya que se extienden hasta convertirse en superficies sustentadoras durante el vuelo. Muchos animales que aletean pueden planear cuando quieren dar descanso a sus alas. Los pterosaurios y algunas grandes aves primitivas, probablemente aprovechaban las corrientes de aire como si fueran enormes cometas. Cuando el aire chocaba contra el borde de la gran ala sustentadora, el animal se elevaba.
Las grandes aves actuales, como el albatros, también aprovechan las corrientes de aire para permanecer en vuelo durante horas sin agitar las alas. Un animal volador debe pesar el mínimo posible. Como los huesos son material muy pesado, los animales como los pterosaurios y las aves necesitaban aligerar su peso para poder volar. Por eso desarrollaron huesos huecos, muy ligeros.
Los huesos ligeros, junto con las alas o pliegues de piel, permitían a estos animales emprender el vuelo y permanecer en el aire cómodamente. Incluso la ave prehistórica más gigantesca era lo bastante ligera para volar.
Cuando un animal emprende el vuelo, quizá deba cambiar de dirección. Muchas aves tienen largas plumas en la cola, que les ayudan a girar a derecha o izquierda, como un timón. Algunas aves maniobran también con las patas o con las alas.